Dentro de cada cual hay una cosecha de frutos, que puede ser buena o mala. Frutos que se cultivan dentro, en nuestro corazón, y que repercuten exteriormente, Frutos que no se ven a simple vista, pero, en relación con la persona afloran al poco tiempo.
La soberbia, la avaricia, la venganza… entre los malos. La bondad, la humildad, la generosidad, solidaridad…entre los buenos. Todo depende de nuestra actitud y de nuestra verdad. Esa será el agua de regadío y el abono que los alimentará. Nuestras buenas obras hablarán de nosotros.
Es posible que tus buenas obras – frutos exteriores - te presenten como una buena persona y hablen bien de ti, pero, recuerda que tus frutos interiores – antes mencionados – tarde o temprano te delataran si realmente no son los que tú has presentado en tus apariencias. Y te mostrarán tal como eres.
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