martes, 28 de diciembre de 2021

 

La misión y la tarea encomendada no fueron fáciles. Seguir la Voluntad de Dios supuso enfrentarse a muchas dificultades y costumbre de la época. Y a la incomprensión de los que no entendía que aquello podía ser un signo de Dios.

Nadie se dignó a acogerlos en Belén. Ahora, después de veinte siglos – ya en el veintiuno – las colas para darles posada a José y María serían interminables. Eso nos puede ayudar a comprender la importancia y el riesgo de la fe. Fiarse supone siempre un riesgo. Se trata de creer o no.

La huida a Egipto tuvo que ser impresionante, y las dificultades para llevarla a cabo casi irrealizables. Sin nada previsto, a toda velocidad y a lomos de un borriquillo y para delante. Un mandato difícil de creer y de obedecer. Pero, gracias a esa obediencia, voluntad y fe, hoy estamos con gran regocijo hablando de ello. Y, lo más grandioso, en ello nos va la salvación.

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