domingo, 27 de marzo de 2022


Reconocemos que nuestra naturaleza está fuertemente herida por el pecado. Soberbia, ambición, egoísmo, envidia y venganza. Son virus que esclavizan nuestra naturaleza y nos apartan de la misericordia del Corazón de nuestro Padre Dios.

El reto es levantarnos. Superar y vencer nuestra soberbia con humildad. No nos será nada fácil, pero, apoyados y esperanzados en ese Amor Misericordioso de nuestro Padre, caminamos con la esperanza de ser acogidos, al menos, como un criado más.

Y en esa esperanza y actitud tomamos fuerza para levantarnos. No quedarnos en ese fango de perdición al que el pecado nos lleva y nos somete.  La alegría de un Padre Bueno que nos espera nos mueve y nos anima. Él es nuestra esperanza.

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