miércoles, 27 de abril de 2022

PENSAMIENTOS DEL DÍA

Estamos llamados a ser sal y luz, porque, de serlo, se tendrá que notar, porque la sal da sabor y la luz alumbra. Luego, si ni una cosa ni la otra permaneceremos en la oscuridad y nos daremos sabor ni luz a nuestra vida. Por eso, hay que dar gusto y alumbrar a la vida.

Señor, sin Ti la vida pierde todo su sabor y su luz. Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Nos lo ha dicho varias veces. ¿A dónde voy sin Ti? Dame, pues, Señor, ese capacidad de saber saborear – ser sal – y alumbrar mi vida para alumbrar otras vidas. Amén.

Hay muchos momentos que nuestra vida se apaga y se queda inmersa en la oscuridad. Aparece una enfermedad; el negocio se viene abajo; los proyectos no salieron bien…etc. Nuestra sal se desvirtúa y no sala. Nuestra luz se apaga y tampoco alumbra.

Son momentos donde la fe es fundamental. Una fe apoyada en la paciencia, la misericordia y la amabilidad. Una fe fiel que sabe que su Padre está ahí, a su lado y le cuida para que la sal de su vida vuelva a salar, y la luz a alumbrar el camino, tanto el suyo como con los que van a su lado.

Experimentas que tu vida sala y alumbra. Y, adviertes cuando das sabor y luz en los ambientes y situaciones por los que pasa su vida. Posiblemente, cuando te llenes de paciencia, de misericordia y amabilidad, tu vida está manifestando el amor que, apoyado en Xto. Jesús, será sal y luz para el mundo por el que transitas.

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