Ese
es el secreto y la verdadera importancia de nuestro bautismo. La gran
diferencia con el no bautizado, porque, sin la asistencia, el auxilio y la luz
del Espíritu Santo no podemos encontrar el verdadero y único camino que nos
lleva al Señor.
Jesús anduvo muchos caminos de Galilea y de
toda aquella región de su tiempo. Curó a muchos lisiados, leprosos, ciegos,
paralíticos...etc. Y no preguntó nunca que ideas tenían ni que es lo que hacían
o con quien vivían. Simplemente, se limitó a amar y a anunciar la Buena
Noticia.
Y es que Jesús, el Hijo de Dios, ha venido para
salvarte a ti, seas quien seas, y seas como seas. No mira origen, procedencia,
clase, pensamientos ni como vivas ni que haces. Simplemente, te ama
misericordiosamente y te ofrece la liberación y salvación eterna.
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