El
Buen Pastor se conoce porque Él te conoce – valga la redundancia – primero.
Sabe quién eres y de tus debilidades y flaquezas. Por eso, te busca, te llama y
te conduce a la puerta donde nadie puede herirte, engañarte y perderte. Amén.
Conocer
el camino y, sobre todo, la puerta por la que entramos en el edén del gozo y la
felicidad eterna es lo verdadero e importante. Él, el Señor, es el Pastor que nos
conduce, nos llama, nos conoce y al que, sus ovejas, siguen y obedecen. En Él
está la Vida.
Y, si conocemos la puerta, le conoceremos a Él. Porque, Él es la puerta de las ovejas, la única puerta que, al entrar, encontramos paz, justicia y amor. Y libertad para entrar y salir y gozar de abundantes pastos.
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