Se
hace difícil entender muchas cosas. Hay momentos que perdemos la confianza y,
hasta la esperanza. Todos se oscurece y necesitamos tu presencia, Señor. Aumenta
nuestra fe y esperanza para seguir, fortalecidos en la Eucaristía y alimentados
con tu Cuerpo y Sangre.
Recordemos
que no estamos solos. El Espíritu Santo ha bajado a nosotros en la hora de
nuestro bautismo. En Él encontraremos la fortaleza y la sabiduría para
sostenernos en la paz y permanecer perseverante en la Palabra y el amor del
Señor.
La vida es un camino, y así hay que entenderla. Un camino de espinas, algunas veces y, otras, de rosas y alegrías. Lo mejor es tomar conciencia que Dios nos acompaña y su Espíritu nos asiste, nos fortalece, nos auxilia y defiende.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.