Señor,
si mi vida no es coherente con tu Palabra, ¿de qué me sirve decir que te sigo y
creo en Ti? Solo cuando mi vida vaya en verdadera simetría con tu Palabra y sea
reflejo de tu Amor Misericordioso, podré decir que reamente intento seguirte.
Tu
fe, escondida en la coherencia de tu vida, es el testimonio de cada día que
desnuda tu compromiso y contagia a otros. Bendito contagio con el que
transmites esa buena Noticia que llevas con tu coherencia de vida y obra a los
demás.
Se
me ocurre definir la depresión como la carencia de ideales, la falta de ilusión,
o, la desesperación de falta de esperanza. Poner nuestra esperanza, valga la
redundancia, en las cosas que puede darte este mundo corre el peligro de, al
fracasar, caer en una depresión.
Y, para liberarnos, también solo hay un camino verdadero, seguir a ese buen Pastor que está a tu lado, te llama, te fortalece, te da esperanza y te dice que, junto a Él, vale la pena vivir. Incluso, con dificultades, problemas y sacrificio. Llegará el día de la liberación eterna.
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