La
fe es un don de Dios. Nunca dejaremos de tener dudas y de hacer un esfuerzo
para creer y confiar en Dios. Sin lugar
a duda, todo lo que se ha dicho de Jesús se ha cumplido y su Palabra se ha
visto reflejada en sus obras. Por tanto, me fío y creo en su Palabra.
Confiar
es creer y perseverar. En la medida que perseveras estás manifestando y
descubriendo tu fe. Sí, una fe insuficiente, débil y llenas de dudas, pero una
fe que, por la Gracia de Dios, irá fortaleciéndose dentro de tu corazón.
Nunca
podrás evitar que tu vida vaya tropezando con dudas y dudas. El demonio te
acecha y sabes el momento más oportuno donde atacarte y tentarte. Jesús lo
sufrió en el desierto, ¿recuerdas? Esa puede ser una buena referencia para
sostenernos firmes.
Hoy celebramos a Pedro y Pablo, dos referencias apostólicas que nos sirven de faros y ayuda a ver el camino y sedimentar nuestra fe en Jesús, a quienes ellos siguieron firmemente hasta el extremo de dar su vidas por su fidelidad a su Palabra.
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