Se
nos hace difícil vivir cuando nuestra vida está tocada por la enfermedad o la
tragedia. Se nos hace difícil seguir adelante frente a la adversidad que
interrumpe nuestro paso. Pensemos que Dios está con nosotros y nos acompaña. Pidamos
el don de la fe.
La
esperanza es la gran virtud. Quien espera siempre encuentra. Y cuando hablamos
de esperar nos referimos a la espera paciente y confiada en Aquel que nos da la
vida eterna y la plena felicidad. En el Señor encontramos todas nuestras
respuestas a la vida.
No hay palabras para consolar a quien sufre, pero tampoco es ninguna solución la desesperación y resignación. Nuestra esperanza es el Señor y en Él encontraremos respuesta y consuelo a ese dolor que trata de desesperarnos y de romper nuestra esperanza.
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