Cuando
es de tu interés pones tu cabeza a observar, pensar y a tomar decisiones.
Entonces ves que se avecina o que puede suceder según los signos que observas.
¡Necio!, ¿y no sabes ver la verdad o la mentira? ¿Lo que es justo o injusto?
Mi
camino es verdadero camino cuando voy contigo, Señor, y me abro a tu Palabra y
a la acción de tu Espíritu. Tú, Dios mío, me consuelas en mis flaquezas, me
levantas y me animas a seguir en la lucha de cada día. Contigo, mi vida
encuentra su sentido.
No podemos engañarnos. Sabemos, al menos lo intuimos, lo que es bueno y lo que no lo es. Es decir, la verdad de la mentira. Luego, ¿qué nos sucede cuando cerramos nuestros ojos ante lo injusto? ¿No sabemos lo que es justo o injusto? ¿No sabemos cuál es el mandamiento del amor que Dios nos manda a vivir y cumplir?
Convertirse significa creer e injertarse en Jesús alimentándose de su Cuerpo y Sangre y, fortalecido en Él, esforzarse en vivir como Él. Nos lo ha enseñado con su Vida y Palabra.
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