sábado, 22 de octubre de 2022

PENSAMIENTOS EN EL CALOR DE LA NOCHE

Se vive de manera irresponsable y superficial. Se acepta la muerte con resignación y el objetivo es vivir cuatro días lo mejor que se pueda. Posiblemente, por mucho que lo intentes, más mal que bien. ¿No te has dado cuenta de que estás llamado a una vida eterna?

Gracias, Padre, porque das sentido a mi vida y la llenas de esperanza haciéndola plena de gozo y felicidad eterna. Gracias, Padre, por tu fidelidad y tu Amor Misericordioso que me salva y da plenitud eterna sin merecimiento por mi parte.

¿No has sentido el deseo irresistible de vivir eternamente feliz? ¿Acaso no experimentas que tu vida lo que busca es la felicidad eterna? ¡Una felicidad que pasa por sentirte bien físicamente saludable, en paz y con gozo y alegría! Y, si lo sientes, ¿no creer que lo puedes alcanzar? ¿Has pensado que alguien te lo ofrece? ¿Por qué no le buscas?

Tu fe arranca desde ahí, desde el conocimiento de Jesús. Solo desde Él encontrarás fuerza y sentido a la vivencia del amor gratuito tal y como Él lo anunció y vivió de parte del Padre. Seguirle es vivir en el esfuerzo de amar como Él nos ha amado.

Estás llamado a la felicidad eterna. Pero, antes, en el camino de tu vida, tienes la oportunidad de abrirte a la Misericordia de Dios y, poniendo en Él tu corazón, dejar que te lo transforme en un corazón humilde y manso. Un corazón capaz de amar con misericordia.

Quien no dice la verdad no ama, porque, la verdad precede a la caridad. No se puede dialogar y acoger al prójimo sin antes advertirle de su mentira y proclamarle la verdad.

La caridad empieza por decir la verdad, aplicar la justicia y desnudar la mentira. Eso exige proclamar y presentar a quien es portador y dueño de la Verdad Absoluta, Jesús. Porque, Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Por tanto, ¿cómo dialogar con aquellos que viven escondidos tras la mentira, la proclaman y la presentan como verdad sin antes advertirles de su hipocresía.

Jesús plantea ese problema - Mateo 18, 15-20 - y nos advierte que debemos corregir a quienes están instalado en la mentira e hipocresía. Luego, amar no es tolerar la mentira para que el prójimo no se enfade y mantenerlo cerca. Amar es decir la verdad, porque sin amor la verdad no existe, se diluye en la misma mentira y adultera el amor.

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