Es
evidente e indiscutible que seguir a Jesús y confesarlo, dando testimonio de
vida, traerá complicaciones, problemas, peligros y serias amenazas que pueden
poner en peligro nuestras vidas. Porque, la verdad es siempre incómoda y
molesta.
Hay
muchas dificultades que tratan de impedir que seas libre y te liberes del afán
de la codicia, del tener y poseer. Porque, mientras tu vida esté encarcelada
por el afán de riquezas y poder no podrá encontrar el camino de la verdad y
gozo eterno.
Vivir en la verdad supone riesgo, esfuerzo y valentía. Y, por supuesto, necesita la fortaleza y el auxilio del Espíritu Santo para superar, soportar y vencer las seducciones, tentaciones y dificultades que el mundo, demonio y carne te ponen a tus pies.
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