La ley siempre
debe de mirar el bien para los que legisla. Una ley que no busque el bien deja
de ser ley y se convierte en opresión, sometimiento y esclavitud. Nunca puede anteponerse
nada al bien de la persona humana. Y si así fuese no sería ley sino castigo.
¡Señor, necesito
tu presencia y tu fuerzas para no desfallecer ante los acontecimientos de cada
día y antes las tentaciones y seducciones que el mundo, demonio y carne me
tienden! Gracias, Señor, porque con y por tu Gracia permaneceré de pie. Amén.
Cuando quienes legislan miran más por sus intereses, sus caprichos y bienestar olvidándose del bien del pueblo, no se está cumpliendo con la ley. Una ley que siempre va dirigida al bien, la verdad y la justicia. Quienes no lo hacen así son egoístas, hipócritas y mentirosos.
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