Cada tiempo trae
sus interrogantes y sus señales. Pero, de no estar atentos y despiertos pasarán
y no advertiremos que nos están diciendo. Así como los brotes verdes nos anuncian
la llegada del verano, los acontecimientos de este mundo nos descubrirán que
Dios pasa por nuestra vida. Pero…
Somos débiles y,
por experiencia, sabemos de las dificultades que tenemos a la hora de dar
testimonio, no solo de nuestra fe sino también de nuestros actos de buenas
obras. Te pedimos, Señor, que nos des esa fortaleza para que en cada instante demos
buenos testimonios.
Ocurren
acontecimientos cada día, pero vivimos absortos en un mundo que nos seduce y
sumerge con comodidades, riquezas y pasiones hasta el punto de distraernos y no
hacernos preguntas. Pasan las estaciones y el tiempo y no advertimos que el
Hijo de Dios nos ha anunciado que nuestra felicidad está en conocerle y amarle.
Hay muchos que niegan la Biblia y el testimonio de los que
vieron a Jesús después de resucitar. Sin embargo, creen en la memoria histórica
que quiere contar la izquierda a su medida y conveniencia. ¿No es eso un
disparate?
Cuando lo que oyes y lees no te gusta, sin más, abandonas el
barco. ¿No convendría primero meditar si lo que lees y oyes hace bien y no
atenta contra los derechos de las personas? ¿Acaso tu gusto es lo que
prevalece? Una cosa es tu fe y otra el bien que se haga.
La cosa es muy seria. Nos jugamos la felicidad eterna. El diablo nos tiene entretenido con las cosas de este mundo y nos engaña. ¡Despertemos!
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