Al mismo tiempo
que nace tu vida, y como si de una semilla se tratara, el Reino de Dios nace,
crece y vive dentro de ti. Porque, en tu vida nace el Amor de Dios y su Palabra,
encarnada en este mundo, te acompaña, día a día, para que vivas en plenitud el
Amor.
Me siento esclavo
y sometido a mis propias pasiones. Me cuesta mucho equilibrarme y resistirme a
mis apegos y vicios. Me siento desfallecer y con deseos de dejarme ir. Pero, no
quiero, Señor, experimento que sin Ti mi vida pierde todo su sentido.
¡Fortaléceme!
Tu felicidad y la
mía se esconde en el amor. Un amor que dado gratuitamente experimenta el gozo y
la felicidad que buscas. ¡Claro!, exige lucha y esfuerzo contra tu propio
egoísmo – pecado – y la presencia de Jesús, Reino de Dios, que nos llena de
gozo y felicidad. Un gozo y felicidad que en Él esperamos gozar eternamente.
No hay mejor oración que el Padrenuestro. Pero, ten en cuenta que cuando haces el bien – amas – y lo haces a aquellos más pobres y necesitados que te lo piden, estás haciéndoselo y abrazando a Jesús. ¿Hay acaso alguna oración mejor?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.