Supongo que si el
Señor te ha creado, y te ha creado para que seas eternamente feliz, tendrás
derecho a exigir que te libere del pecado que te oprime y somete a tus propias
pasiones y esclavitudes. Porque, el Señor te quiere así. Por tanto, grita y
pide.
Señor, no permitas
que mi vida se diluya en y con las seducciones de este mundo. Fortalece mi
espíritu y dame equilibrio para tenerte siempre presente en mi voluntad y seguir
tu Palabra propuesta libremente. Dame la fortaleza para hacer cada día lo
correcto según tu Palabra.
Queremos, eso es indudable, ser felices. Todos lo deseamos. Por tanto, ¡grita, exige y lucha para que Quien te ha creado te lo conceda. Porque, ese fue su intención y pensamiento. Nos lo ha dicho el Hijo, nuestro Señor Jesús. Nuestro Padre Dios nos quiere eternamente felices. Luego, ¿por qué no gritas y le exiges que te abra los ojos de la Luz?
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