Erróneamente
pensamos que la Iglesia nos dirige y nos prohíbe muchas cosas anulando nuestra
libertad. Y, precisamente, sucede todo lo contrario, nos hace más libres y nunca
nos coarta ni impone nada. La verdad nos hace libres y buscar el bien y la
justicia es la forma de ser plenamente libre.
Es indudable que
tengo cualidades y que no son para guardarlas sino para ponerlas en práctica y
hacer que produzcan. Pero, el matiz principal es que no piense solamente en mí,
sino que las ponga al servicio de los más que la necesitan. Simplemente, eso es
amar.
Jesús viene
precisamente para liberarnos de las ataduras del pecado y de nuestras propias
pasiones. Busca y nos enseña a buscar la verdad, lo bueno y justo y a ser
libre. Porque, cuando se vive en la verdad se busca el bien y si busca el bien
es porque eres libre. Solo en libertad actuarás en verdad y justicia. Porque,
quienes viven en la mentira e injusticia no son libres sino esclavos del
pecado.
Lo decimos todos los días cuando rezamos el Padrenuestro. Luego, ¿cómo quieres manifestarle tu amor a Dios si te resiste a perdonar a quienes te hayan ofendido. ¿Entiendes bien? No a quien se haya portado bien contigo, sino a los que te hayan ofendido.
Por tanto, si quieremos abrazar a Dios Padre y también a su HIjo, nuestro Señor Jesús, tendremos que replantearnos el perdón. De modo que si tenemos algo pendiente de perdonar pidamos fuerza al Señor para ser misericordiosos.
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