En ti, Espíritu
Santo, tengo puestas todas mis esperanzas. Al inicio de mi vida, desde el
instante en que fui creado por tu Infinito Amor Misericordioso, Tú has venido a
mí para orientar y asistirme en el camino de mi vida. Dame la fortaleza de
dejarme asistir por Ti. Amén.
No esperemos que
Dios nos mande algo grandioso y espectacular como para lo que envío a Juan el
bautista. Quizás a ti o a mí nos quiera para algo tan sencillo que esté de
acuerdo con nuestras cualidades y talentos. Pero, lo que nos interpela es
nuestra actitud. ¿Estamos atento a la escucha de su Palabra? ¿Abrimos nuestro
corazón a la acción del Espíritu Santo? Pensemos en ello.
Todo depende de Él, nuestro Padre Dios. A nosotros nos basta con estar atentos a su Voluntad y al discernimiento de su Palabra. Si bien, es verdad que tenemos que esforzarnos y sacar rendimiento a esos talentos que previamente hemos recibidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.