Te has hecho
pequeño, Señor, y de condición humilde. Y todo por amor para permaneciendo
cerca de nosotros mostrarnos el camino que hemos de seguir para llegar a tu
Padre. Has entregado tu Vida, Dios mío, para mostrarnos la locura de tu Amor
Misericordioso.
Un amigo me
felicito y me deseó salud. Comentó que lo importante era ir escapando. A ese
comentario respondí:
—Ya estamos
escapados. Es decir salvados. ¿Tú no lo ves así? Si todas tus ilusiones están
puestas en este mundo, triste de ti. Creer en Jesús es sentirse salvado
eternamente. ¡Vale la pena! Llena toda nuestra vida de esperanza. Una esperanza
apoyada y fundamentada en su Resurrección.
¿No será mejor preocuparse ahora que lamentarse después?
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