¿Dónde pones tus
esperanzas? ¿Piensas que todo termina aquí en este mundo? Y si no es así, ¿qué
medidas tomas? ¿Acaso te quedas con los brazos cruzados siguiendo el camino que
te traza este mundo? ¿No sabes lo que te juegas? Merece muy mucho pensárselo.
Reconozco, Dios
mío, que me falta paciencia. Paciencia para aceptar las diferencias del otro y
para dejar que todo pase sin dañar la amistad y el amor. ¡Dame, Señor, paciencia!
Posiblemente el
mundo, demonio y carne te proponen un plan de vida que, a los que les va bien
la vida, entiéndase económicamente, les seduce y les satisface. Pero ¿y qué
sucederá cuando lleguen los últimos momentos de tu vida? ¿No convendría plantearse
seriamente la vida ahora que es el momento?
¿No será mejor preocuparse ahora que lamentarse después?
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