¿Qué esperas de
este mundo? Todo lo que en él consigas, bien o mal, tiene sus días contados.
Tus riquezas y placeres como tus dolores y sufrimientos tendrán término. Tu
esperanza es vivirlas en la presencia de Dios y poner en ellas todo el amor
posible.
No puedo estar
contigo, Señor, si mi corazón está cerrado a la misericordia y generosidad para
con los hombres. Porque, Tú, mi Señor, quieres que yo aprenda a amar como Tú. Y
Tú amas a todos. Enséñame, Señor, a amar como Tú nos ama.
Lo sabes y es cierto. Lo único cierto de este mundo. Llegará tu hora y lo único importante y valioso es llevar una buena carga de buenas obras. Obras de amor gratuito y apoyado en la Gracia de Dios. Ese será tu gran premio, alcanzar su Misericordia y vivir eternamente feliz a su derecha. Amén.
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