No tengo disculpa.
Jesús está a mi lado. No solo espiritualmente sino corporalmente bajo las
especies de pan y vino. Y cada día en la Eucaristía diaria puedo tocarlo y alimentarme
de su Espíritu. Más facilidades imposibles. Mi responsabilidad es grande.
Señor, llena mi
vida, transfórmala y haz que sienta gozo de estar contigo y que mi corazón palpite
y sienta como sientes Tu. Que mi mayor deseo sea amar con misericordia y
bondad. Amén.
Algunos tendrán en su haber el no tener esa oportunidad de conocer a Jesús o de recibirlo diaria o semanalmente. Yo no tengo ninguna disculpa. Tengo al Señor muy cerca y siempre que quiero acudir a Él me está esperando y le puedo tocar. Perdóname, Señor, y aumenta mi fe.
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