Es una gran
tentación exaltar nuestras cualidades y esconder nuestros defectos. Todo lo que
nos delata, nos descubre y nos presenta tal como somos lo escondemos debajo de
la alfombra. Queremos presentarnos mejores que los demás y exaltamos nuestras
cualidades.
Este es el camino
que Tú, Señor, nos propone. No solamente ahora en este tiempo de cuaresma y
como preparación para la Pascua, sino siempre. Porque, tu Resurrección da plenamente
sentido a toda nuestra vida y la llena de esperanza y felicidad.
Nos resistimos a quedarnos por debajo del otro. Queremos sobresalir y ser más que él. Es nuestra tentación y pecado. Tratemos de vernos en el publicano y alejarnos de la actitud del fariseo. Tratemos de reconocernos pecadores, simplemente porque lo somos, y, humillados, reconocer ante nuestro Señor nuestra pobreza. Y pidámosle perdón.
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