Está muy claro, no
hay otro camino. Amar a Dios se logra amando al prójimo. De modo que para amar
a Dios hay que, diría primero, amar al prójimo. Si bien se hace necesario
pedírselo primero para luego tener fortaleza y amor misericordioso para
amarlos.
Solo en ti, mi
Señor, puedo encontrar la fortaleza, la sabiduría y la paz para renovar mi vida
y emprender el camino que Tú, mi Señor, esperas que recorra por mi bien. Porque
me amas y quieres mi felicidad.
En el Padrenuestro de cada día encontramos ocasión y la posibilidad de tomar conciencia y pedirle al Señor que nos dé la Gracia, fortaleza y paz para amar al prójimo. Sobre todo al que nos hace mal y la vida imposible. Le pedimos que sepamos que cuando lo hacemos estamos amándole a Él. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.