Aparentemente y
siguiendo la lógica humana no se puede esperar mucho de un tal Jesús hijo de un
carpintero y una sencilla y humilde mujer, María. Sus orígenes son humildes y
localizados en Nazaret, región de Galilea que no parece la indicada para enviar
al Mesías.
Cada mañana siento
el peso de mi vida y se me hace duro levantarme y empezar el día. Experimento
lo pesado de la carga que mi vida me exige. Aligera mi carga, Señor, y dame
fortaleza para seguir mi camino hacia Ti.
Así lo entendieron sus contemporáneos y parece que también los de sucesivas generaciones lo entienden también. De otra manera no apetece seguir sus consejos y su estilo de vida. Nos complica la vida y nos la hace, al parecer dura. Sin embargo, buscamos desesperadamente y con arduos deseos la felicidad. ¿No seremos tan necios que no la vemos teniéndola delante? Precisamente, Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida eterna en plenitud de gozo y felicidad.
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