jueves, 2 de marzo de 2023

PENSAMIENTOS EN EL CALOR DE LA NOCHE

Equivocamos el camino cuaresmal si lo reducimos a prácticas piadosas, privaciones y limosnas. Sin menospreciar éstas, que son importantes, el epicentro de nuestro camino cuaresmal debe centrarse en un encuentro personal con un Jesús que nos salva.

Me quedo atónito, Señor, ante tu Infinito Amor misericordioso. No merezco nada y Tú siempre paciente y misericordioso esperas mi respuesta y conversión. Dame la sabiduría de entenderlo y responder a tu Infinito Amor y Misericordia.

Un encuentro nacido de la necesidad de sabernos salvados por el Único que puede liberarnos de la esclavitud del pecado al que nos somete este mundo. Un mundo que de satisfacernos abundantemente nos deja tirado más tarde en el vacío y en el sin sentido.

Por eso, del descubrimiento de la verdad y de todo aquello que necesitamos para ser felices encontramos el deseo de buscar, llamar y pedir a quien nos lo puede dar. Y ese es el Señor, nuestro Padre Dios, que nos ama con infinita misericordia. Y la Cuaresma nos da esa oportunidad.

Todo se reduce a eso: querer para otros lo que tanto anhela y quieres para ti. ¿Y qué deseas para ti? ¿Paz, felicidad y vida eterna?, pues se trata de dar eso a los demás anunciando el Camino, la Verdad y la Vida.

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