Fuera de Dios
seremos lo que realmente somos, pecadores perdidos en un mundo hostil lleno de
amenazas, injusticias y pecados. Solo en Dios podremos liberarnos de la
esclavitud del pecado y alcanzar la dignidad perdida de hijos de Dios. Y eso sin
el Bautismo imposible.
Cada día necesito
sostenerme en Ti, Señor. Mi fe corre el peligro de debilitarse y derretirse.
Sostenla, Señor, y mantenla firme cada día para que no decrezca sino todo lo
contrario, aumente. Amén.
Podemos hacer muchas cosas buenas pero no podremos limpiar nuestra condición de pecador. Y el pecado, quieras o no, nos lleva a la mentira, a la injusticia, a la envidia, a la ambición, a la violencia, a la guerra y a la muerte. No podemos escapar a su amenaza y poder. Necesitamos liberarnos para traer a primer plano el amor que vive en nuestro corazón. Y solo el Bautismo nos libera del pecado.
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