Señor, experimento
tentaciones que zozobran mi corazón y le inclinan a pensar mal, a suscitar
envidias, a desear lo que no es mío, a alimentar mi egoísmo, mi individualismo,
a pensar solo en mí…etc. ¿Son mis cruces, Señor? Dame fortaleza para cargar con
ellas.
Señor, quisiera
ungirte todo tu Cuerpo con el perfume que Tú deseas y más te gusta: mis buenas
obras y mi misericordia como respuesta a tu misericordioso amor. Dame la Gracia
de poder hacerlo. Amén.
Perdón, Señor, porque, unas veces sin darme cuenta; otras, quizás, de forma inesperada o instintiva y otras responsablemente me he resistido y rechazado las cruces de mi vida. He puesto primero mi voluntad egoísta, cómoda, interesada e individualista y negado a compartir y amar con misericordia. No he querido cargar con mis cruces. ¿Cómo quiero entonces seguirte, Señor, si me resisto a cargar con mi cruz?
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