Seguir a Jesús
entusiasma, atrae, fortalece y, sobre todo, produce gozo y alegría. Es un
misterio pero una realidad. No importa el peligro que ese seguimiento puede acarrear,
su inmenso amor llena plenamente y enciende una esperanza de vida eterna.
Disipa mis dudas,
Señor, y refuerza cada día más mi fe en Ti. Fortalece mi corazón, endurecido
por los afanes y cosas de este mundo, en un corazón generoso, dado y abierto a
creer cada día más en Ti. Aumenta mi fe.
En el camino experimentas que tu manera de pensar es diferente a la que el mundo te propone. No estás de acuerdo con decir y hacer lo que luego descubre que se esconde en la mentira. Ni tampoco te prestas a vivir en la apariencia de la verdad para vivir en la mentira. Sintonizas y conectas con la Palabra de Jesús y experimentas que seguirle a Él es el Camino, la Verdad y la verdadera Vida.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.