La fe, el
seguimiento y perseverancia en Jesús se descubre y manifiesta en el
cumplimiento de sus mandatos. No un cumplimiento de palabras y preceptos, sino
en un cumplimiento de vida y obras en la realidad de tu propia vida. Y eso se
nota y se contagia.
¿A dónde voy,
Señor, si Tú no vas conmigo? acompáñame y guíame por el camino que lleva al
Padre. Solo sostenido y agarrado a Ti, mi Señor, podré encontrar ese camino que
da verdadero sentido a mi vida y que me llena plenamente de gozo y felicidad
eterna. Amén.
Tal es el testimonio que cuando no coincide tus cumplimientos verbales – oraciones – con tus obras de vida, la fe no se contagia ni llega al corazón del que está a tu lado. Porque, guarda sus mandatos aquellos que los hacen vida y cumplimiento en su propia vida. Es entonces cuando el testimonio contagia la fe y ésta llega al corazón del que ve tu forma y estilo de vida.
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