Un buen ejercicio
sería ir descubriendo, por la acción del Espíritu Santo, todo lo que has
recibido de tu Padre Dios y ofrecerlo con total disponibilidad y gratuidad a la
comunidad y a los que caminan contigo. Él, el Espíritu, te irá enseñado y
descubriendo lo que puedes aportar. Solo es cuestión de abrir el oído y
disponerte a escuchar.
Hay muchos
momentos en mi camino por este mundo que me quedo solo. Nadie puede seguirme
donde mi vida tiene su fin. Solo Tú, mi Señor, estarás conmigo en esos momentos
donde todos, incluso mi más íntimos amigos y familiares no pueden llegar. Y tu
presencia me conforta y me llena de vida.
Escuchar es la tarea. Para ello necesitamos espacios de silencio y de escucha. No a cualquiera sino al Espíritu de Dios Padre, el Paráclito que Jesús nos promete enviar en nombre del Padre. Él se va, pero se queda en el Espíritu que continuará acompañándonos en nuestro camino, asistiéndonos y auxiliándonos para que podamos superar todas las dificultades, tentaciones y seducciones que nos salen al paso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.