Nos lo había dicho
en algunos momentos y llegado el momento nos lo da: ...sopló sobre ellos y les
dijo: ...sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes
perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les
quedan retenidos».
Gracias, Dios y
Padre mío, por la vida, por sostenerme en el camino y por todo lo que recibo
cada día de Ti. Quiero pedirte que me des la paz, fortaleza y sabiduría para
derramar en los demás todo lo tengo y soy recibido gratuitamente de tu Amor
Misericordioso. Amén.
Y será el Espíritu quien nos guiará hacia la Casa del Padre. Es evidente que solos nos perderíamos. El demonio nos puede y tiene todo a su favor. Nuestra naturaleza debilitada por el pecado es propicia a ser tentada y seducida y en esas circunstancias caer en la trampa de infringir el mandamiento del amor. La necesidad del Espíritu Santo se hace imprescindible.
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