Estas palabras no
debemos olvidarlas nunca. Las tristezas de ahora, los contratiempos y
dificultades, los sufrimientos y penas sabemos que se convertirán en alegrías.
Es Palabra del Señor, y su Palabra siempre tiene cumplimiento. Por tanto,
creamos.
¿Qué esperanzas
puede albergar mi vida si Tú, mi Señor, desapareces de mi vida? Todas mis
esperanzas están, Señor, puestas en Ti. Y todo cobra su valor y sentido cuando
Tú, Señor, estás presente. Amén.
Sabemos que habrá momentos de tristezas, de llantos y sufrimientos, pero tengamos siempre presente nuestro meta: la alegría y gozo pleno eternamente a partir del final de este camino mundano. Y no son palabras dicha por un cualquiera o que suponemos y deducimos nosotros. Son Palabras del mismo Jesús, el Hijo de Dios: (Jn 16, 20) En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.
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