Mientras caminamos
por este mundo nuestra paz vive y camina con nosotros. Porque, nuestra Paz es y
está en el Señor. Él, que carga con la cruz de todos, nos sostiene también en
la paz, pero no una paz de ratos sino una paz que sostenida en esta vida se
hará eterna y gozosa en la otra. Aquella en la que nos espera Jesús.
No hay secreto,
todo es tan sencillo como ponerte en manos del Señor. En Él irás venciendo las
dificultades tanto las que vienen de afuera como las que moran en tu interior.
Ahora, la prueba es que creas en Él y tengas paciencia y conciencia de que está
contigo.
La paz que buscamos no la encontramos en este mundo. La paz de este mundo es una paz de ida y venidas. No es una paz estable, duradera. Es una paz firmada por los hombres y el pecado, la ruptura y el conflicto está siempre presente. Solo la paz que nos viene del Señor es la paz que nos hace feliz, gozosos y eternos. Es la paz que nos da vida, Vida en abundancia de gozo y felicidad.
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