Nuestro camino
hacia la Gloria no es un camino fácil ni cómodo. Al contrario es un camino de
luchas, de amenazas, de peligros, de persecuciones pero de esperanza y de triunfo.
Porque al final del camino encontraremos la paz y la gloria eterna. Amén.
¡Cada día es un
milagro de tu Infinito Amor Misericordioso, Padre y Señor mío! ¡Vivo gracias a
tu Amor y experimento mi salvación eterna gracias a tu Infinita Misericordia! Amén.
No es cuestión de
nuestra capacidad y esfuerzo. Se trata del Espíritu Santo. Sin Él seremos
vencidos, pero con y en El seremos invencibles. Por tanto, a pesar de que
tengamos que poner todo lo recibido y de nuestra parte, nuestra esperanza y
poder está en permanecer unidos e injertado en el Espíritu Santo. Esa es
nuestra gran ventaja recibida en nuestro bautizo, la venida a nosotros del
Espíritu de Dios.
La no violencia nace en aquel corazón que busca la verdad, la justicia, la igualdad y el amor mutuo y fraterno. Y, al contrario se instala y vive en aquel corazón individual que impone sus egos, sus intereses y busca su bien personal. Por sus obras quedan descubiertos.
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