Se trata de no
pasar por este mundo de manera estéril sino todo lo contrario. Dar todos los
frutos que de tu Padre Dios has recibido para que los derrames en beneficio de
los que lo necesiten. Esta es la misión y éste el camino. No lo desaproveches
pues no queda mucho tiempo.
Estoy en tus
manos, Señor, porque solo Tú puedes moldearme, aunque me duela, sea duro y
sacrificado, para que realmente sea feliz y goce de tu presencia y de tu
infinita Misericordia. Me pongo en tus manos, Señor.
Procura no buscarte ni pensar tanto en ti. Sí, no es cosa fácil pero te puede ayudar el tomar conciencia de que esta vida es corta, pasa rápido y no se acaba porque pasamos a otra vida, lo única y verdaderamente importante. ¡Y para siempre! Y la vivirás según la hayas deseado vivir aquí. Si has dado amor, vivirás una vida feliz y plena de amor y gozo. Pero, si has pensado más en ti que en los demás tu vida, ¡y eterna!, puede ser un infierno.
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