Es posible que te
pases gran parte o toda tu vida buscando riquezas y bienes para vivir feliz.
Sin embargo, tu vida siempre será frágil y limitada, y nunca encontrarás esa felicidad
plena. ¿Para qué tanto afán si lo verdaderamente importante no está en este
mundo?
Gracias, Dios y
Señor mío, por esa hermosa oportunidad de, por tu Infinita Misericordia, poder
alcanzar la salvación eterna en plenitud de gozo y felicidad.
Serán vanos todos tus esfuerzo cuando piensas que tu felicidad dependerá de la riqueza, poder e influencia que tengas en este mundo. De nada te servirá, pues todo lo de aquí abajo es caduco. Y, bien debes saber, lo caduco tiene sus días contados. ¿Y luego qué? Mejor atesorar tesoros que no caduquen ni los corroa la polilla o la carcoma.
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