Me pregunto si ese
acontecimiento lo vemos ahora después de más de dos mil años como una historia
quizás imaginaria, lejana y sin ninguna incidencia en nuestra vida actual. O,
por el contrario, creemos que es el inicio y preparación para proclamar la
Buena Noticia.
Tu Palabra, Señor,
guía mi vida, alumbra mis pasos y da verdadero sentido a todo mi ser y obrar en
este mundo. Sin ella mi vida queda vacía, sin rumbo y sentido y quedará
sometida a la esclavitud del pecado.
Una Buena Noticia que nos llena de esperanza y nos alumbra el camino hacia la esperanza de plena felicidad y vida eterna. Juan prepara el camino y Jesús anuncia con su Persona, su Vida y Obra que el Reino de Dios está ya entre nosotros. Y hoy, siglo XXI, sucede lo mismo: Jesús Vive y por la Misericordia Infinita de su Padre, que Él nos anuncia, somo liberados del pecado y rescatados para la Vida Eterna. Amén.
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