No es lo que se ve
y se hace lo que determina y tiene la última palabra. A veces resulta que la
buena intención se tergiversa y produce efectos contrarios a lo que se
pretende. Interpretar la ley es complejo y exige una alta mira del espíritu e
intenciones de la persona
Señor, Tú sabes
quien realmente soy. Sabes lo que hay dentro de mi corazón. A veces, me siento
atraído por esas apetencias hedonistas, concupiscentes que me invitan a
dejarte, a volverte la espalda y alejarme de Ti. No lo permitas, Señor.
Y, nos lo descubre la experiencia, la moralidad de los actos se escapan a la objetividad de la ley. Ésta no es capaz de llegar a las más profundas intenciones que se esconden en el corazón humano. Por tanto, conviene, a la luz del Espíritu Santo, escrutar las más profundas intenciones del corazón humano para darle una correcta interpretación lo más ajustada a la realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.