No se puede vivir
de las rentas porque la vida cambia. De la misma manera no nos podemos quedar
con lo antiguo sino abrirnos a lo nuevo. Jesús es el vino nuevo que viene a
llenar nuestras vidas de la verdadera savia de salvación.
Cada día, Señor
mío y Dios mío, voy experimentando tu Infinito Amor Misericordioso. No lo
comprendo ni lo entiendo, pero lo siento, lo noto en y por todo lo que recibo
día a día. Y llego a una conclusión: ¿Qué sería de mí sin tu Amor? Simplemente
gracias, porque no sé decir nada más.
Abramos nuestros nuevos odres - corazones - y llenémonos del Vino nuevo. De ese Vino nuevo que es nuestro Señor que nos llena de esperanza, de amor, de misericordia y de paz. Un Vino nuevo que da verdadero sentido a nuestra vida y que pone el énfasis en su presencia, su Amor misericordioso y no en ayunos y sacrificios, que ya por sí solo tendrán sus momentos. Amén.
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