Tu poder consiste
en servir. No hay poder más grande. Eso está en perfecta consonancia con el
amor. Ama quien está disponible al servicio. Un servicio incondicional y gratuito,
sobre todo a aquellos que no te lo pueden devolver. Es ahí donde se visibiliza
el verdadero amor.
Está presente cada
instante de nuestro camino. No lo vemos pero sentimos sus efectos, su empuje,
su fortaleza y sabiduría. Entró en nosotros en la hora de nuestro bautizo y
camina a nuestro lado. Ahora, dependerá de cada uno de nosotros que le dejemos
actuar.
Experimentas que eso es lo difícil y lo duro. Experimenta que con tus propias fuerzas no te puedes dar incondicionalmente al servicio gratuito a los demás. Incluso a aquellos que no piensan como tú o que son tus enemigos. Y llegas a la conclusión irrevocable que necesitas la acción del Espíritu Santo. Tú solo no lo puedes lograr.
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