No debemos
desesperar ni desfallecer. El Señor ha Resucitado y está con nosotros. Su
Palabra tendrá cumplimiento y cuando llegue esa hora todo será sometido y
puesto a sus pies. Mientras, pase lo que pase, sepamos aceptarlo y sufrirlo si
así se presenta.
Perdona, Señor, mi
atrevimiento. Quiero y deseo verte, sentir y experimentar tu presencia viva
hasta el punto de poder mirarte, tocarte y verte. Sé que no tengo derecho ni
merezco nada, pero deseaba decírtelo. De todas formas, yo Señor, aunque no te
vea, creo y siento tu presencia.
Todo nos servirá
para probar nuestra fe, perseverancia y para alabanza del Señor. Su Palabra
tiene firme cumplimiento y la de hoy nos llena de fortaleza y esperanza. Por
tanto, sepamos perseverar y confiar en el Señor. Creamos en su Palabra y
renovemos nuestra vida vieja en ese hombre nuevo en el que nos convertimos tras
nuestro bautismo, reconciliación y Eucaristía.
Siempre tenemos una nueva oportunidad. Conscientes de nuestras debilidades y pecados, que no podremos evitar, nos llena de esperanza, de vida y de ese hombre nuevo al que aspiramos, el sacramento de la reconciliación y perdón de nuestros pecados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.