¿Dónde ponemos
nuestra mirada? Posiblemente dependerá de eso nuestras decisiones y caminos.
Porque, si consideramos que perder en este mundo lo que consideramos de valor (poder,
dinero, riqueza, fama, prestigio, placeres, honores…etc.) es lo importante, no
seguiremos a Jesús.
Es posible que a
mi pobre oración le falte humildad y, sobre todo, fe. Por eso, Señor, te pido
desde el silencio más profundo de mi corazón humildad y fe, dos dones que
necesito para acercarme a Ti pleno de confianza. Amén.
Lo único y verdaderamente importante es nuestra relación con el Señor. De Él depende todo y con Él conseguiremos fortaleza, capacidad de discernimiento y sabiduría para encontrar el camino recto para seguirle con firmeza, confianza y obra. No es arbitrario que la fe sea la primera de las virtudes teologales, porque cuando hay fe verdadera se supone que la esperanza y la caridad nacen implícitamente de esa fe.
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