Me siento pequeño,
poca cosa y sin aliento para seguirte de esa manera insistente y hasta con
gritos como lo hizo esa mujer cananea. ¡Aumenta mi fe, Señor, y dame la
fortaleza y la convicción de seguirte con firmeza, entrega y disponibilidad.
Amén.
Toma mi vida,
Espíritu Santo, y ordénala según la Voluntad del Padre. Haz que todo mi ser y
obrar vaya siempre en consonancia con la Voluntad del Padre y según su Palabra.
Fortaléceme y lléname de Ti para tener la fuerza y voluntad para vivirla y
cumplirla.
Sé, Señor, que la fe es un don que Tú das según tu Voluntad. No soy nadie para pedírtela, pero yo, Señor, quiero seguirte con deseos y convencimiento de tu Amor Misericordioso y de tu Infinita Bondad. Dame, Señor, esa fe que me haga caminar con disponibilidad, entrega y caridad hasta el punto de encender mi corazón ardientemente. Amén.
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