Es evidente, hay
confusión o cobardía. La realidad es que no sabemos en muchos momentos como
actuar. La Iglesia tiene la palabra y es ella - donde nos congregamos todos -
la que debe indicarnos el camino a seguir. Por eso, a ella debemos obedecer.
Es de sentido
común que a una madre se le dé lo máximo, lo mejor y más grande. Y a María, tu
Madre, Señor, la agraciaste con los dones de la humildad, fidelidad y servicio
y la llevaste al Cielo, junto a Ti, en cuerpo y alma para gozo eterno.
La Iglesia es
madre y también guía. Es en ella donde está el Espíritu Santo y en donde todos
debemos estar prestos a sus mandatos. Es ella donde encontramos, a través de
los Sacramentos el camino de santidad, de purificación y de encuentro con el
Señor. Y es ahí donde debemos buscar el discernimiento fraterno junto a los
hermanos en la fe. A partir de ahí podremos encontrar caminos de verdad, de
bien, de bondad y belleza.
María, Madre y testimonio de servicio a los necesitados y alabanza a Padre Dios que el Papa Francisco nos ofrece y reflexiona este miércoles por el día - ayer - de la celebración de María, Madre de Dios, al Cielo en Cuerpo y Alma.
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