Posiblemente atraídos
por las cosas de este mundo nos sentimos inclinados a buscar nuestro tesoro
escondido en este mundo. No perdamos más el tiempo, somos nosotros ese Tesoro
que Dios ha sembrado en el mundo y que debemos descubrir en nosotros mismos.
Hay momentos que
la oscuridad me ciega plenamente. No veo ninguna luz ni la forma de escapar de
esa oscuridad que amenaza mi vida hasta el punto de someterla y esclavizarla a
mis propios egoísmos y pasiones. ¡Ayúdame, Señor!
Busquemos en la tierra de nuestro corazón e interpelémonos por ese Tesoro que se esconde dentro de nosotros. Dios ha sembrado su Palabra en nuestros corazones para que no tengamos que buscarlo fuera de nosotros. Precisamente, es eso, su Reino, lo que queremos. Porque, su Palabra coincide con lo que deseamos y buscamos: El Bien, la Verdad, la Bondad y la Belleza.
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