No esperemos
resultados porque ni son para nuestra gloria, ni depende de nosotros, ni son
por nuestros méritos. Todo es obra de Dios y todo es para su Gloria. A nosotros
nos toca como a Pedro, echar nuestras redes, obedecerle y confiar en Él.
En tu presencia,
Dios mío, encuentro sentido, esperanza, comprensión, misericordia, paciencia,
fortaleza y todo lo que anima mi vida a seguir el camino detrás de Ti. Porque,
tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y Vida y en Ti todo se vuelve esperanza,
alegría y felicidad.
Nuestro camino es
tomar nuestra cruz (tentaciones, desganas, pereza, egoísmos, soberbia, miedos,
timidez, comodidades, riquezas, y todo lo que nos invite a preocuparnos más de
nosotros que del prójimo) echárnosla al hombro y seguir a Jesús, nuestro Señor,
Camino, Verdad y Vida.
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