Simplemente, es
cuestión de amar. Amar con compromiso, porque, dicho de otra forma, el amor es
un compromiso. Un compromiso que en muchos momento, a parte de alegrías y gozo,
exigirá dolor, renuncias y sacrificio. Pero, siempre, te hará feliz.
Cada día es un
reto. Así lo quiero vivir, Señor, y ponerlo en tus manos. Porque, Tú, mi Señor,
sabes realmente que necesito para serte fiel y vivir en tu Palabra y Amor. Y
yo, Señor, humildemente quiero acogerlo, recibirlo y aceptarlo. Amén.
No debe sorprendernos que el amor comporta esos riesgos. Nuestra propia experiencia nos lo descubre en el camino de nuestra vida. Nuestros padres son los primeros testimonios que nos han enseñado que amar trae, a parte de alegrías y gozo, problemas, renuncias y dolor. Pero, también, que eso vale la pena porque al final, si se ha amado de verdad, emerge el gozo y la alegría eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.