Es posible que
busquemos agradar a Dios y, para ello, tratamos de hacer cosas según su
Palabra. No es que eso esté mal ni sea malo. Al contrario, es bueno, pero no es
lo primordial. Todo está en Él y solo Él basta, Por tanto, primero estar en Él.
Soy consciente,
Señor, de mi debilidad y de que soy presa fácil de mis apetencias y seducciones
de este mundo. Pero, también me doy cuenta de que en esa debilidad tu presencia
me fortalece y en ella reside mi capacidad de vencerme y salir victorioso.
Y luego todo, por su Gracia, vendrá por añadidura. Porque cuando estamos en y con el Señor todos nuestras actos serán reflejos de Él. Y eso significa que irán cargados de bondad, de verdad, de belleza y de amor misericordioso. Es decir, seremos fiel reflejos de su Amor y Misericordia. Todo nos viene del Señor. Estando y permaneciendo en y con Él seremos también reflejos de Él. Confiemos y pidamos que seamos así.
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